La búsqueda de la Felicidad es algo en lo que, de una forma u otra, todos coincidimos. Pero ¿qué es la Felicidad?, ¿qué es ser Feliz?, y sobre todo, ¿cómo conseguirlo?
¿Qué es ser Feliz?
En primer lugar, vamos a intentar descifrar, más o menos, lo que se entiende por ser feliz.
Para cada uno significa algo diferente, pudiendo llegar a ser completamente antagónicos los conceptos de felicidad entre unas personas y otras.
Es decir, lo que para mí puede ser la completa felicidad, para ti, lo mismo es una idea, un sentimiento, un sueño ridículo, absurdo y sin sentido que de ninguna de las maneras podría hacerte, ni de lejos, ser mínimamente feliz.
Porque la felicidad, para cada uno, es un concepto que incluso pudiendo llegar a ser semejante o incluso igual, se entiende de forma diferente.
Dicho de otra forma, para cada persona la felicidad es una cosa distinta, aunque la definición pueda ser la misma, ya que no hay dos formas de entenderla iguales.
Aún más fácil, mi total y absoluta felicidad es ser multimillonario (¡qué materialista!, ¿verdad?) y la total y absoluta felicidad de mi vecino es tener un enorme montón de millones de euros (en este caso, posiblemente, mi vecino no piense que sea materialismo porque él, a sus millones, les vas a dar un buen destino. La mente humana, por lo general, funciona así).
Pero, incluso así, el concepto de felicidad de mi vecino y el de la mía no son lo mismo porque, como se apuntaba en el párrafo anterior, el fin al que mi vecino va a destinar sus millones y mi propio fin, seguro, serán diferentes.
Así, la felicidad es la consecuencia de un hecho. El hecho puede ser el mismo, pero la consecuencia será el fin que nosotros demos al hecho.
La Gran Pregunta
Y ahora, la gran pregunta, la pregunta del millón:
¿Cómo conseguir ser feliz?
Responder a esta pregunta es lo que, realmente, nos interesa a todos. Todo lo anterior puede ser curioso, divertido, una forma de divagar o, directamente, un rollo porque, admitámoslo, lo que verdaderamente nos interesa a todos es descubrir cuál es la forma para llegar a ser feliz.
Bien, pues ahí va: para conseguirlo…
Deja de Intentarlo
¡Pues vaya respuesta!, me diréis.
Os confesaré que cuando me la dieron a mí, pensé lo mismo. Después entendí la lógica y la verdad de esta afirmación.
Porque, si bien es verdad que para conseguir lo que se desea obtener es necesario perseverar, insistir y continuar intentándolo hasta que se consigue, con la felicidad la cosa funciona de distinta forma, es más, funciona al revés.
Cuanto más se persigue la felicidad, cuanto más se insiste en conseguir ser feliz, más lejana se nos antoja la meta, más parece que se aleja de nosotros.
La explicación es sencilla. Cuando la insistencia por encontrar la felicidad, por llegar a obtener aquello en lo que creemos que basamos toda nuestra felicidad se convierte en obsesión, perderemos la perspectiva de las cosas y de la realidad que nos rodea.
Estaremos tan obsesionados por conseguir todo aquello que, seguro, nos hará completamente felices que no veremos todo lo que ya hemos conseguido, todo lo que tenemos a nuestro alrededor y que, si lo comenzamos a apreciar, nos daremos cuenta de que ya podemos comenzar a ser felices.
Quizá no tengamos, todavía, la meta final. Pero sí dispondremos de muchas cosas por las que ser felices y que nos ayudarán, con tranquilidad, a conseguir encontrar, por fin, ese sentimiento pleno de felicidad.
Libres de la obsesión por conseguir ser felices, apreciando lo que ya tenemos, disfrutando de ello y apoyándonos en esos logros que ya son nuestros podremos llegar, finalmente, a esa meta. Pero con tranquilidad, sin apresurarnos, porque, para llegar a ser feliz, de nada sirve correr.
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En estos momentos es un poco difícil ver o creer en la felicidad, pero tenemos que intentarlo, la vida es un regalo que nos ha concedido Dios, aprovéchalo.
Todos buscamos la felicidad plena, pero obviamente sin los baches de la vida no experimentaríamos la felicidad.